El “Regnum Mariae” es un Instituto Secular constituido por personas llamadas a vivir la consagración a Dios en el mundo, en actitud de servicio. Surgió en el seno de la Orden de los Siervos de Santa María y desea mantenerse unido a ella en fraternal comunión.
Del Prólogo de la Regla de Vida del Regnum Mariae Nosotras, que, respondiendo a la llamada del Señor, tratamos de vivir siguiéndolo en la forma del Instituto Secular Regnum Mariae, nos inspiramos en el carisma de los Siervos, pero lo vivimos como mujeres laicas, con formas específicas: dentro de la vida social, profesional y política, a través de una plena participación en las situaciones concretas en las que el Señor nos pone. Estamos totalmente insertadas en las actividades comunes a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, compartiendo con ellos sus expectativas, trabajos y esperanzas. Con nuestros hermanos Siervos de María, y con toda la Familia de los Siervos mantenemos relaciones de amistad y cooperación, y tratamos de ayudar a mantener vivo el carisma original como personas, que en el mundo, viven la misma espiritualidad. |
Fraternidad, servicio e inspiración a Santa María son los aspectos que caracterizan nuestro carisma específico. Aunque si cada una vive en su propia casa y no en comunidad, también nosotras, al igual que los Siervos, queremos anunciar y testimoniar el Evangelio en comunión fraterna que se hace servicio, siguiendo el ejemplo de la madre de Jesús la cual, "mientras vivió en este mundo una vida igual a los demás, llena de preocupaciones familiares y de trabajo, estaba constantemente unida a su Hijo y cooperó de modo singularísimo a la obra del Salvador” (AA, 4).
Los votos de pobreza, castidad y obediencia, libremente elegidos, nos llevan a descubrir y a buscar la belleza de la vida y de los bienes auténticos: el don del amor de Dios, las relaciones libres y gratuitas, la contemplación de la creación y del mismo amor de Dios por quien se vive. Hacer la profesión de los consejos evangélicos no es para nosotras una cuestión individual, sino que nos coloca en una relación con la comunidad social, política y eclesial y nos orienta a no perder nunca de vista el sentido de lo público y del bien común. |
Inspirándonos en María, madre y sierva del Señor, tratamos de estar, en este mundo y en esta historia, al servicio de Dios y de todos los pueblos; con ella, la expresión de los más altos valores femeninos, nos inspiramos para realizarnos plenamente como mujeres y para participar en un servicio de amor, de misericordia y de ternura (cfr. RdV art. 7).
El servicio a Dios se expresa mediante la escucha y la proclamación de su Palabra, buscando en él la luz y la fuerza para ser una presencia activa y silenciosa, en actitud de acogida, de diálogo responsable en cualquier situación: en el trabajo, en la familia y en la comunidad eclesial, en el compromiso de las actividades sociales, culturales o políticas. Todos los días le dedicamos tiempo a la oración para poder ser testigos, sin ningún signo externo distintivo, de la fuerza renovadora del Evangelio y revelar, dondequiera que estemos, la ternura de Dios y su amor. Nuestra oración y toda nuestra existencia quieren ser alabanza y gratitud a Dios por todos los signos de vida y de amor que están presentes en toda realidad y que queremos hacer crecer y desarrollarse. |
Con las otras hermanas del Instituto deseamos vivir una relación de verdadera comunión, que se caracteriza por la sencillez, la profundidad y la lealtad. Participamos en las reuniones del grupo que nos ayudan a reconocer y a aceptar las tensiones del mundo y de la Iglesia y a buscar una forma propia para darles respuesta.
Tratamos de establecer lazos de hermandad y de amistad con quienes nos encontramos. Tratamos de estar particularmente cerca de aquellos a quienes reconocemos como los más necesitados, para compartir el difícil camino de la liberación. Queremos servir, comprender, y aliviar el sufrimiento de los que hoy viven todo tipo de pobreza, de marginación, de fragilidad: del inmigrante a los ancianos solos, a los presos, a los enfermos o a los pobres en recursos económicos, sociales o culturales. |